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Carlos José Colombo (h) explica qué pasa con el comercio de invernada, de vientres generales y con los de cabañas. También analiza lo que sucede con la venta de ganado para el consumo y la exportación.
La vaca es el producto demandado por excelencia, más allá de las dificultades naturales que tiene la industria en esta etapa del año, donde claramente se advierte una fuerte caída en la oferta de estas remesas de descarte, contexto en el que se percibe una sensación de insatisfacción constante en aquellos que están emparentados con esta faena
El feedlotero Juan Eiras, del Grupo Eiras, comenta qué se puede esperar de la oferta y la demanda de carne en el mercado doméstico, así como destaca los beneficios […]
El consignatario Pedro Noel Irey señala que el faltante y la incertidumbre económica comenzaron a dar impulso a los precios de terneros y vientres y que espera que se sigan afirmando. Explica además qué tipo de comprador se centra en cada categoría.
Salvo excepciones muy puntuales, donde surge de manera imprevista una intervención firme de la demanda en Cañuelas, en líneas generales la minuciosidad de los oferentes es lo que termina por predominar, con aristas de una tranquilidad nociva para las expectativas de aquellos que pretenden un empate con los costos.
Un nuevo punto de equilibrio, con una oferta ganadera muy baja, un consumo interno de carne vacuna que es el menor en un siglo, y una exportación, que afectada por el atraso cambiario ha comenzado a reducir los embarques.
En los últimos cuatro meses, y mientras la inflación ha sido del 30%, el precio del novillo y del ternero se han estancado, los precios de la vaca gorda o manufactura han retrocedido, y los precios de novillitos y vaquillonas han tenido una mejora estacional.
El consignatario Gervasio Sáenz Valiente dice que todavía hay invernada por vender, pero que espera mejoras en los precios e intenciones de retener ganado. También destaca la fuerte oferta de vacas vacías saliendo de los campos de cría.
Hasta febrero pasado los precios de la hacienda venían acompañando el fogonazo inflacionario, pero a partir de ese mes, y pese a que la oferta ganadera ha experimentado desde entonces una fuerte caída, los precios reales del ganado han retrocedido, afectados por una exportación que tiene pérdidas operativas significativas, y por un consumo reducido a los mínimos históricos.