No hay manera de que en este contexto reaccione una demanda apremiada en sus dos frentes. El consumo interno está atravesado por una crisis estructural, donde la caída del poder adquisitivo es directamente proporcional a la merma de las ventas del producto, con un recorte de casi un 20% en ese aspecto.
En los últimos cuatro meses, y mientras la inflación ha sido del 30%, el precio del novillo y del ternero se han estancado, los precios de la vaca gorda o manufactura han retrocedido, y los precios de novillitos y vaquillonas han tenido una mejora estacional.
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