En el siglo XXI, las enfermedades transmitidas por alimentos (ETA) siguen constituyendo uno de los principales desafíos para la salud pública. La implementación de estrategias de prevención y control requiere una actualización de la situación actual para fundamentar la educación de la comunidad sobre seguridad alimentaria.
En un marco macroeconómico difícil, signado por el alza de costos de energía, la Inflación y los efectos nocivos de La Niña, las enfermedades animales aportaron un factor distorsivo adicional sobre la producción y las exportaciones de carne de los países miembros de la Unión Europea.
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