Dato 1: No toda la tierra del planeta es cultivable
A nivel global, la ganadería ocupa el 77% de la tierra considerada productiva. Este es uno de los argumentos principales de quienes critican la actividad: “Ocupa muchísima tierra” y genera “solo” el 18% del suministro de energía y el 37% de las proteínas a nivel mundial. Aún más desfavorables parecen ser los números para los rumiantes: aportan el 16% delas proteínas globales y el 8% de las calorías. Pero aquí es necesario hacer algunas aclaraciones.
Según la FAO, más del 50% de la tierra utilizada por rumiantes no es apta para cultivos. No podemos sembrar trigo, soja o maíz en estos suelos por limitaciones como ser pendientes, fertilidad, clima o disponibilidad de agua. En estas áreas lo que sí encontramos son pastizales naturales y pasturas que, además de ser una fuente significativa de biodiversidad, actúan como valiosos reservorios de carbono atmosférico, cuando se manejan de manera adecuada.
Los pastizales y pasturas (especialmente las polifíticas) albergan una gran variedad de flora y fauna, y son esenciales para mantener el equilibrio ecológico. Al permitir el pastoreo controlado de rumiantes, aprovechamos recursos que, de otra manera, no serán utilizables para la producción de alimentos. Además mantenemos prácticas que ayudan a conservar el suelo y reducir la erosión, algo clave en el contexto de cambio climático.
UN MUNDO SIN VACAS ¿ES POSIBLE?