En el día de ayer, el Presidente Donal Trump informó sobre el nuevo tratamiento arancelario sobre las importaciones. El esquema que estableció se basa en la balanza comercial que Estados Unidos tienen con cada país, penalizando aquellos con los que es mayor el déficit comercial.
Australia, Nueva Zelanda y el Mercosur tendrán un arancel similar: 10 por ciento. Esta situación agrava el diferencial respecto de CEl 2 de abril de 2025, el Presidente Donal Trump informó sobre el nuevo tratamiento arancelario que regirá sobre las importaciones.
El esquema que estableció se basa en la balanza comercial que Estados Unidos tiene con cada país, penalizando aquellos con los que es mayor el déficit comercial.
Los principales abastecedores de carnes bovinas de Estados Unidos: Australia, Nueva Zelanda y el Mercosur tendrán un arancel similar: 10 por ciento.
Esta decisión agrava el diferencial respecto de Canadá y México, que por el momento se encontrarían exentos, por entenderse que Estados Unidos respetará los términos del acuerdo de libre comercio que los vincula y que fuera oportunamente suscripto por Donald Trump durante su anterior presidencia.
La Consultora Steiner ha calculado que la imposición de un arancel del 10 por ciento sobre las importaciones de carnes bovinas, implicaría un costo adicional para los consumidores estadounidenses de 180 millones de dólares, como consecuencia del incremento previsto en las cotizaciones de las carnes bovinas magras, ingrediente fundamental para la elaboración de hamburguesas. Australia estima que provee el 30 por ciento del total demandado para su elaboración en los Estados Unidos.
Los nuevos aranceles empezarán a regir a partir del próximo 5 de abril.
El rango de los nuevos aranceles es amplio, va desde el 10 por ciento hasta el 49 por ciento en el caso de las importaciones procedentes de Camboya, otros importantes socios comerciales también son penalizados: la Unión Europea con un 20 por ciento, Japón 24 por ciento, India 26 por ciento y Taiwán 32 por ciento.
China no recibió un incremento adicional, por cuanto ya se anunció un aumento que los elevaría al 54 por ciento (34 por ciento más que el tratamiento previo a la Administración Trump).
El cambio establecido encuentra a Estados Unidos en un momento de reducción de la oferta ganadera y además con un stock de carnes escaso: a fines del mes de febrero el total de carnes rojas y aves era de 880 mil toneladas, la cifra menor desde 2010, según información de Steiner Consulting.
Todo indica que, pese a que las importaciones estadounidenses de carnes bovinas han tenido una tendencia ascendente, la demanda absorbe rápidamente este flujo y no queda mucho resto para almacenar en cámaras.
La situación ha preocupado a los productores y exportadores estadounidenses, quienes han expresado la importancia de que su país respete el acuerdo suscripto con Canadá y México, así como también, abogaron por derribar las barreras al comercio, en lugar de apelar a medidas retaliatorias para proteger la economía.
El presidente de American Farm Bureau Federation, Zippy Duvall, remarcó que más del 20 por ciento de los ingresos de los productores proceden de las exportaciones y que las importaciones son sustanciales para contar con insumos y tecnología. La decisión de incrementar las tarifas podría llevar a una reducción de la competitividad del agro estadounidense, causando daños a largo plazo…
“To be continued….”




Fuente: Informe Ganadero a partir de datos The White House.