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Hace tiempo se viene percibiendo un cambio de paradigma comercial, donde el consumo muestra síntomas de estabilización, y la exportación, empujada por la demanda internacional y la escasez de oferta local, no termina de acomodarse.
Falta novillo y no sobran vacas, al menos para lo que hoy necesita una industria que recuperó oxígeno para determinados mercados de volumen. Es cierto que todavía existen volúmenes de relevancia de esos rechazos de los campos de cría, inclusive con una mayor cantidad de lotes en mejor estado corporal de lo que se vio en los últimos años, cuando por entonces se penalizó por la seca y se aglutinó estacionalmente en un menor espacio de tiempo.
El negocio emerge como partido por los condicionamientos de la demanda. Lejos de la homogeneidad, el desarrollo está atravesado por una selectividad cada vez más expuesta y por dos miradas muy diferentes, en función de los destinos que tenga lo que se ofrece.
Los criterios de la demanda difieren en relación a las concentraciones diarias en los corrales de Cañuelas, aun así no modifica esencialmente los resultados del negocio. La prueba cabal de esta realidad comercial se comprobó en la última quincena, con un volumen de peso en la semana completa de trabajo que tuvo el sector en las vísperas del fin de semana largo con el día del padre incluido.
El período que definió la comercialización de mayo contó con un volumen empobrecido, por las dificultades para salir de los campos hacia cualquier destino, con caminos en pésimas condiciones y campos que en la cuenca del Salado de la provincia de Buenos Aires permanecen con excesos de agua.
La dinámica de los negocios está sometida a los problemas climáticos. En el norte de la provincia de Buenos Aires todavía se sufren las consecuencias de una verdadera bomba de agua, que precipitó en algunos ámbitos productivos, la mitad de lo que suele llover durante todo el año.
Los negocios dejan entrever un reconocimiento en los límites para los actores de una demanda que si bien es cierto vienen lidiando con una logística adversa, ahora lo hacen con las consecuencias del traslado de precios a los mostradores
Se vivieron días con una tónica muy disímil dispuesta por una demanda que no encuentra su equilibrio. Los factores son muchos y van desde el almanaque -semanas con mucho rojo en el calendario-, hasta las adversidades climáticas y el comportamiento de los mercados con ánimos cambiantes, tanto en el plano local como internacional.
Uno de los grandes problemas de la demanda que enfrenta en esta etapa es la falencia que revela la oferta de hacienda liviana provista por el engorde profesional.