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Hay un interés cada vez más orientado a lotes que por naturaleza tienen el destino de la exportación. No es nuevo, pero es un hecho que se viene profundizando con consecuencias directas en los resultados comerciales.
Con el arrastre de una situación delicada por el desabastecimiento crónico vinculado a razones estrictamente logísticas, la demanda no tuvo más alternativa que la de moverse con un paso muy firme para poder recomponer, en parte, ese déficit de cara a uno de los picos estacionales de demanda más importantes del año, como fue la celebración del día de la madre.
Una vez más la variable climática jugó una mala pasada para todos los actores de la cadena. Se sabe que el mercado es dependiente de lo que sucede en la provincia de Buenos Aires, que resulta históricamente la principal oferente de haciendas desde que el reducto comercial operaba en el barrio de Mataderos como Mercado de Liniers.
Después de las elecciones bonaerenses y el fuerte impacto por la derrota de magnitud en el seno del gobierno nacional, se sucedieron consecuencias económico financieras de las que no se pudo blindar el negocio ganadero.
La primera de ellas fue la de Santa Rosa, que en algunos partidos de la provincia de Buenos Aires profundizaron una crisis preexistente. La otra fue la del fin de semana pasado, tras el resultado de las elecciones bonaerenses con las implicancias conocidas en los mercados y el tipo de cambio.
Sobre mediados de la anteúltima semana de agosto se produjo un fenómeno climático determinante para la producción y el negocio. El radio de cobertura fue muy amplio, por lo que los beneficios predominaron para una amplia red de productores, que dependiendo de la región donde desarrollan su actividad, presentan mayor optimismo de cara a una primavera plena, que va llegando como hace tiempo no se percibía.
La primera quincena de agosto revela con determinación las fortalezas y las falencias del negocio, donde los perfiles del comprador explican con soltura esas realidades. Conviven de tal forma que ya no llama la atención y pone en el centro de la discusión productiva la necesidad de procurar un producto con mayor kilaje.
Hace tiempo se viene percibiendo un cambio de paradigma comercial, donde el consumo muestra síntomas de estabilización, y la exportación, empujada por la demanda internacional y la escasez de oferta local, no termina de acomodarse.
Falta novillo y no sobran vacas, al menos para lo que hoy necesita una industria que recuperó oxígeno para determinados mercados de volumen. Es cierto que todavía existen volúmenes de relevancia de esos rechazos de los campos de cría, inclusive con una mayor cantidad de lotes en mejor estado corporal de lo que se vio en los últimos años, cuando por entonces se penalizó por la seca y se aglutinó estacionalmente en un menor espacio de tiempo.