A favor: manejo del ganado

Resumo mi aporte en estas 7 prácticas muy simples para trabajar mejor en corrales y mangas. No dependen de que nadie cambie su forma de pensar sobre el ganado, ni tampoco exigen ninguna cosa que atente contra la cultura del trabajo contra el ganado. Sólo se necesita cumplir con unas pocas reglas fáciles de entender, de aplicar y de monitorear. Nadie se puede sentir afectado en sus derechos por cargar menos el toril o la manga, por manejar la hacienda en cortes, por cargar 3 mangadas en vez de 5 o 7, etc. Habrá quienes echen de menos el manoseo, los golpes y el griterío, pero el día que trabajen en silencio y sin apuro quizás cambien de idea.
Las que van a cambiar de idea en menos de 1 minuto van a ser las vacas. Y digo 1 minuto con precisión, no por tirar números, porque es lo que necesitan los bovinos para captar el "cambio de onda" que traen estas prácticas "a favor" y no "en contra", y en general, para aprender novedades como el eléctrico y otras similares.
Verán que no digo que haya que trabajar de a pie, como creo que es conveniente, ni usar banderas, que realmente revolucionan el manejo. Ni que haya que hacer cursos de capacitación, hacer a nuevo las instalaciones, contratar a un asesor en bienestar animal, contratar a una certificadora, ni nada de eso.
Trabajar a favor del ganado es muy simple. Es mucho más simple que lo que viene a reemplazar, que cada día se pone más complejo.
Y lo mejor de todo, al menos para mí, es que recupera las tradiciones, conocimientos y calificaciones originales de nuestra ganadería, las de Hernandarias, los jesuitas, Candioti, Rosas y Hernández, no las de otras tierras. Las que dejaron boquiabierto a Darwin en 1833, cuando supo que Rosas podía administrar a campo abierto centenares de miles de vacunos en centenares de miles de hectáreas, munido de sus ya célebres Instrucciones.
Me atrevo a decir que no creo que estos predecesores nuestros hubieran objetado ninguna de estas 7 prácticas de manejo: más bien creo que las habrían compartido al instante. Como las vacas, que para ellas están pensadas.

Fuente: Dr Marcos Giménez Zapiola