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La otra cara del campo: cuando el silencio sobre la salud mental se vuelve insoportable


Por Angie Stump Denton

En el imaginario colectivo urbano, el campo es sinónimo de tranquilidad, aire puro y una vida libre de estrés. Sin embargo, la realidad de quienes viven y trabajan en zonas rurales, especialmente en el ámbito agropecuario, está lejos de ese ideal. La presión económica, el aislamiento, la incertidumbre climática, las largas jornadas de trabajo y la cultura del "aguante" silencioso configuran un escenario propicio para el sufrimiento emocional no reconocido.
La organización estadounidense Rural Minds nació para enfrentar justamente ese problema: el de la salud mental en las comunidades rurales y el estigma que la rodea. Su fundador, Jeff Winton, es un productor lechero multigeneracional del estado de Nueva York, que transformó una tragedia personal en una misión de vida: su sobrino Brooks, también productor y padre de dos niños pequeños, se quitó la vida a los 28 años.
Brooks era un joven alegre, activo en la granja familiar y muy querido. No mostró señales evidentes de alarma, lo que hizo que su suicidio fuera devastador y desconcertante. Solo después del hecho, la familia descubrió que sufría depresión. La única pista que dejó fue una nota en su bolsillo, dirigida a sus hijos para cuando fueran mayores, con la esperanza de que algún día pudieran comprender su decisión.
La reacción inicial de la comunidad fue típica: sugerencias para callar, evitar el tema y no "manchar" el nombre de la familia. Pero fue la madre de Winton quien, con valentía, decidió hablar abiertamente en el funeral. Ese acto rompió el silencio y abrió la puerta para que otras familias agropecuarias compartieran sus propias historias escondidas de suicidios y sufrimiento.
“No pasa nada por no estar bien”, repite Winton, una y otra vez. “La enfermedad mental es una condición médica, no un defecto de carácter. Y no es algo de lo que uno deba avergonzarse”.

Las cifras respaldan la gravedad del problema:

-Los agricultores y ganaderos tienen entre 2 y 4 veces más probabilidades de morir por suicidio que quienes trabajan en otros rubros.

-Los jóvenes rurales tienen un 54% más de probabilidades de morir por suicidio en comparación con sus pares urbanos.

-En EE.UU., el 65% de los condados rurales carece de un solo psiquiatra.

-El 30% de los hogares rurales no tiene acceso a Internet de banda ancha, lo que limita el acceso a información y ayuda profesional.

-Y quizás el dato más perturbador: el estigma sigue siendo la principal barrera para buscar ayuda.

Desde Rural Minds, Winton y su equipo desarrollan materiales educativos, brindan charlas y construyen redes de contención en alianza con organizaciones agrícolas y sanitarias. Promueven algo tan simple como poderoso: estar presente, escuchar y demostrar que nos importa el otro. “Una llamada, una visita, una pregunta sincera puede salvar una vida”, afirma.

La organización también trabaja para enfrentar desafíos estructurales: el aislamiento geográfico, la falta de transporte, la escasez de servicios médicos y el acceso limitado a internet. Todo esto en un contexto cultural donde aún se valora el silencio, la autosuficiencia y la negación del dolor emocional.
El objetivo final de Rural Minds es claro: romper el silencio, eliminar el estigma y brindar esperanza a quienes enfrentan problemas de salud mental en el entorno rural. Desde que la historia de Brooks se hizo pública, muchas familias comenzaron a hablar. A veces, en plena madrugada, Winton recibe llamados de personas preocupadas por un vecino que “desapareció” o está actuando de forma extraña. Esos llamados, dice, son señales de que algo está cambiando.
Este testimonio nos invita a mirar nuestro propio entorno agropecuario. Aunque las cifras mencionadas son de Estados Unidos, las realidades que reflejan bien podrían aplicarse a muchas zonas rurales de América Latina. El estrés en el campo no es solo económico o físico. También es emocional, silencioso y, en demasiadas ocasiones, letal.
Hablar de salud mental en el agro no es un lujo. Es una necesidad urgente. Porque en nuestros pueblos y estancias, detrás de cada tranquera, puede haber alguien sufriendo en silencio. Y a veces, solo hace falta una conversación para cambiar una historia. O para evitar que termine de la peor manera.
Para más información y recursos, Rural Minds comparte materiales traducidos y disponibles en su sitio: ruralminds.org. Su mensaje es claro y directo: no estás solo. Y pedir ayuda no te hace débil. Te hace humano.

Fuente: extraído de https://www.drovers.com/news/education


https://www.drovers.com/news/education

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